viernes, 20 de noviembre de 2009
- Bienvenida otra vez -musitó, tomándome en brazos- Has dormido profundamente, no me he perdido nada -sus ojos centellearon- empezaste a hablar en sueños muy pronto.
- ¿Qué oíste? -Los ojos dorados se suavizaron.
- Dijiste que me querías.
- Eso ya lo sabías -le recordé, hundí mi cabeza sobre su hombro.
- Da lo mismo, es agradable oírlo.Oculté la cara contra su hombro.
- Te quiero -susurré.
- Ahora tú eres mi vida -se limitó a contestar.
- ¿alguna otra cosa? - exigí saber.
-pronunciaste mi nombre.
-¿mucho?
- exactamente . . ¿cuántas veces entiendes por «mucho»?
- oh, no. .Baje la cabeza , pero él la atrajo contra su pecho con suave naturalidad.
- no te acomplejes - me susurró al oído-. . si pudiera soñar, sería contigo.y no me avergonzaría de ello.
Mañana va a ser más duro —prosiguió—. He tenido tu aroma en la cabeza todo el día y me he insensibilizado de forma increíble. Si me alejo de ti por cualquier lapso de tiempo, tendré que comenzar de nuevo. Aunque no desde cero, creo.—Entonces, no te vayas —le respondí, incapaz de esconder mí anhelo.—Eso me satisface —replicó mientras su rostro se relajaba al esbozar una sonrisa amable—. Saca los grilletes... Soy tu prisionero
lunes, 16 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)